El equilibrio entre la eficacia y el coste de los tratamientos es hoy uno de las principales preocupaciones de los gestores de salud. El sistema sanitario se mide por los actos médicos realizados (el número de intervenciones, por ejemplo), se cuantifica el volumen, pero no los resultados obtenidos, que es el verdadero aporte de valor para el paciente. El gasto sanitario crece sin aumentar su eficiencia, luego su eficiencia es cada vez menor o inexistente, es un simple dispendio o desperdicio. Conseguir que el sistema sea sostenible es el reto que la sanidad tiene por delante.
En 2006, Michael Porter, economista y profesor de Harvard Business School, junto con Elisabeth Teisberg, Doctorada en Ingeniería en Stanford escribieron el libro Redefining HealthCare que estableció el concepto VALUE BASED HEALTHCARE, que actualmente es la teoría fundacional para reestructurar los sistemas de salud en función del valor real que recibe el paciente, pero también buscando un mayor equilibrio entre la financiación de los servicios y su efectividad real, es decir su eficiencia.
El baremo coste/eficacia significa que no todos los nuevos medicamentos que salen al mercado que, generalmente tienen un coste alto, son más eficaces que medicamentos más económicos y que han demostrado su eficacia en tratamientos concretos según las guías médicas. El valor de la recomendación basada en evidencia es evitar el despilfarro, contrastar la prescripción y ayudar a hacer el sistema sanitario más sostenible.